Sabrina Rubesinghe escribe…
Mariani Joseph de Saram nos dejó hace unos pocos meses. Ella fue una querida amiga mía. Fue una antiguo miembro Subud de Sri Lanka. Y también lo fue su esposo, un versátil escritor, y dibujante para los periódicos de Ceilán (ahora Sri Lanka), y un ávido lector. Mariani vino de una famosa familia en Sri Lanka. Famosa no solo por sus bienes materiales, sino también más por su liderazgo en educación, las artes, y mayormente la música. Mariani podía tocar casi cada instrumento; el piano, violín, guitarra, tambores, flauta y muchos más. Ella los enseñaba todos.
Era una hábil artista, trabajando tanto con agua como con aceites y ha tenido muchas exhibiciones de sus trabajos. Ella me enseño cómo dibujar usando solo el lápiz, produciendo varias sombras, y resultando en un buen dibujo. Ella era también una buena escultora, y he visto a mucha gente famosa en su cuarto de dibujo.
Ella enseñó arte y música a los niños y lo hizo muy interesante para ellos, con pruebas, competencias y fiestas, algunas en su propia casa. Ella los dejó usar su imaginación y vió más de una pluma real, hoja o simple palo usado por los niños. Ella tenía una forma especial con los niños; una vez un niño pequeño se estaba comportando muy travieso mientras ella atendía a algunos otros asuntos. Yo misma me sentía perturbada al estar dibujando y esperaba que lo regañara. Entonces ella se le acercó y con una voz tan amorosa tomó sus creyones y le mostró qué hacer. En un minuto él estaba dibujando con total concentración, y produjo un maravilloso dibujo.
Ella amaba a los niños. Una vez me dijo cuando la llamé; “Mi nieta está practicando bellas artes, y está usando mi cara”. La niña solo tenía nueve años. Pienso que no había nada que ella NO podía hacer, porque también sabía tejer y coser. Una vez tejió una chaqueta de bebé durante toda la noche, para un regalo. También tenía clases para niños de los arrabales en su propia casa. Incluso se mantenía en contacto con sus padres y los visitaba cuando se enfermaban. De vez en cuando les llevaba regalos. Ella se tomó interés en las Arte de Curación y aprendió y practicó Curación por Reiki. Sé que tenía manos sanadoras porque sentía un gran calor cuando ella me trataba por un dolor de hombro. Amaba aprender idiomas y estaba aprendiendo árabe no hace mucho tiempo.
También era escritora y había escrito varios libros. Ella produjo una serie de libros para niños, con ilustraciones. Árboles de Sri Lanka, Aves de Sri Lanka y Cascadas de Sri Lanka fueron algunos de ellos. Era una ávida lectora y tenía una vasta colección de libros con una variedad de asuntos y también en muchos idiomas. A pesar de todo esto ella encontró tiempo para hacer crucigramas y ver televisión.
Amaba la buena comida y el buen comer y era una buena cocinera. Sin embargo, pienso que a veces solo comía un bocado y le era suficiente para sentirse satisfecha. Era una niña en su corazón. Pasó sus talentos a sus hijos. Muchos miembros Subud, tanto aquí como internacionalmente, habrían sido afortunados de oír a su hijo Lakshman tocar y conducir su orquesta.
El día en que falleció, a nuestros miembros srilankeses nuestro presidente les pidió hacer latihan, en sus propias casas, a la hora en que se celebraba la ceremonia funeral. Sentí su pérdida profundamente, y me mantuve llamándola “Mariani, Mariani, ¿ya no volverás a hablarme?”, ya que tenía el hábito de llamarla cada vez que tenía un problema, especialmente con mi dibujo. Por extraño que parezca, unos días más tarde, me encontré a mi misma sacando mis dibujos y pinturas que había apartado (debido a que se estaba reparando mi cuarto), y ahí estaba, pintando nuevamente.
Gracias Mariani. ¡Hasta luego y no Adiós!
Que su alma descanse en paz.